viernes, 1 de julio de 2005

Argentina - El Mundo al Revés

El 23 de junio el pueblo argentino fue sorprendido con una sorprendente e indignante noticia. Enrique Haroldo Gorriarán Merlo presentaba en sociedad, en la ciudad de Rosario, su nueva agrupación política, el Partido del Trabajo y el Desarrollo (PTyD).
Mientras el presidente Kirchner enviaba a sus empleados piqueteros a boicotear toda aparición pública del Candidato de la oposición, Ricardo Lopez Murphy y la Unión Cívica Radical hacía los propio con Domingo Cavallo, la presentación de este nuevo movimiento del Pelado Gorriarán pasaba desapercibida para la clase dirigente y los principales medios rentados por el gobierno.

Mientras las Fuerzas Armadas son sistemáticamente sentadas en el banquillo de los acusados y sus conductores están pensando en borrar la palabra subversión del diccionario castrense por miedo a ser considerados genocidas, el dirigente del Partido Revolucionario de los Trabajadores y de su brazo armado, el Ejercito Revolucionario del Pueblo, se da el lujo de fundar un nuevo movimiento político. ¿Qué sentirán en estos momentos los familiares de los caídos en el Ataque al Regimiento de Infantería 3 de la Tablada el 23 de enero de 1989? ¿Es que a alguien le importa?¿Cómo hubieran reaccionado las organizaciones de derechos humanos si el general Videla o el recientemente fallecido Suarez Mason hubieran presentado en sociedad una nueva estructura política?.

Para reflexionar sobre este siniestro personaje de la historia argentina los invito a compartir el pensamiento de un viejo compañero de armas de esta facción político – militar conocida con el nombre de ERP. En su libro titulado, “El Furor y el Delirio”, Jorge Masetti nos desnuda con crudeza intimidades de los movimientos revolucionarios en América Latina.

El encuentro relatado ocurrió en la ciudad de Roma en el año 1976... “a las 9 de la noche me interceptó el compañero con quien tenía que verme. No hicieron falta las presentaciones; era el pelado Gorriarán... Había participado y dirigido las principales operaciones militares del ERP. En 1972 se fugó del penal de Rawson junto con Santucho y otros miembros del buró político. Era jefe de estado mayor del ERP... era todo un símbolo dentro del partido...”

Continúa diciendo “bajo la dirección de Gorriarán, debía colaborar en algunas tareas destinadas a fortalecer el aparato del partido, buscar medios económicos y apoyar algunas actividades logísticas vinculadas a operaciones militares en el interior del país. ... las tareas operativas que pudieran presentarse serían totalmente independientes del trabajo de solidaridad y siempre estarían orientadas por el Pelado”. Como podemos observar, Gorriarán y sus amigos continuaban conspirando desde el exterior.

Respecto a otro encuentro, esta vez en España (los fondos no le faltaban a estos profesionales de la revolución), nos cuenta Masetti: “... después... pasó a explicarme que los planes del partido no podían realizarse por falta de recursos. Tampoco teníamos las condiciones de seguridad necesarias para realizar operaciones financieras, es decir expropiaciones, en nuestro país. Debíamos, por tanto, operar en el exterior para procurarnos los recursos necesarios.... no operaríamos en países donde desarrolláramos tareas de solidaridad. Ya existía una pareja en un país de América Latina dándole cobertura a una casa para realizar una operación de secuestro. El compañero que se había sentado con nosotros y yo mismo tendríamos que viajar allí mismo de inmediato”. Si, todo esto lo planificaba el actual dirigente del Partido por el Trabajo y el Desarrollo.

Y continúa nuestro amigo Jorge: “en abril de 1977 en una reunión del ejecutivo del partido, se adoptó el Plan Tanga, que consistía en sacar del país a los cuadros quemados, en organizar escuelas políticas en el exilio y en preparar un retorno masivo para implantar en la montaña un núcleo militar... proseguíamos nuestra guerra lejana perpetuando sus rituales. El día comenzaba con una formación militar en el centro del patio y el saludo a la bandera del ERP” (por lo visto, el trapo rojo cuya mención ¿casi? le cuesta una sanción a un actual Jefe de Regimiento, existía realmente).

“... el recogimiento en los estudios se prestaba a la reflexión y a la discusión. Así empezaron a manifestarse las diferencias políticas, y estas giraban, fundamentalmente en torno a la cuestión de la lucha armada... la corriente dirigida por el secretario general quería abandonarla. Otra corriente, de claro carácter militarista, identificada con el Pelado Gorriarán, tendía a apresurar el retorno al país. Su perspectiva consistía en el establecimiento de un núcleo guerrillero en la montaña y la infiltración, en las ciudades, de equipos operativos en vinculación con los frentes de masa sindicales y populares... Yo participaba en la escuela del frente militar, que lógicamente debía haber estado bajo la dirección del Pelado Gorriarán, pero como este se encontraba en Colombia con las FARC, lo reemplazaba el Flaco Santiago”...

“Era indispensable procurarse armas... para proteger a los miembros de la dirección y ... para poder pasar a la acción de recuperación de fondos... logré procurarme dos 7,65 y una P38 que me llevé a España, donde se encontraban el Pelado y Martín. Varios ataques a cajas de ahorro fueron coronados por el éxito, pero el ataque a un banco provocó tres arrestos... en estas circunstancias decidimos escribirle una carta al Pelado anunciándole que nos separábamos del partido, informándole de nuestra intención de irnos a luchar a Nicaragua”.

Ya desde Nicaragua nos sigue contando Masetti: “No sé cuanto tiempo había pasado cuando, por casualidad, me encontré con el pelado Gorriarán... decía que todo lo que estábamos aprendiendo allí podríamos aplicarlo en nuestro país una vez terminada la guerra... el 19 de julio de 1979, la revolución sandinista triunfaba. El ERP de Argentina estaba presente”.

... Un día fui a ver al Pelado, que se había quedado en los servicios de seguridad y me contó que sería posible llegar hasta el comandante Bravo, jefe de Operaciones de la Guardia nacional somozista... nos pusimos a organizar de inmediato el plan de ejecución.... decidimos que sólo dos compañeros operarían: el Pelado y otro... Una tarde, poco tiempo después de la partida de los compañeros, escuchábamos las noticias de una radio hondureña. Al comandante Bravo, de la ex Guardia Nacional de Nicaragua, lo habían encontrado muerto de un disparo en la cabeza... Había llegado sin escolta a la casa de su amante, pero también lo aguardaba el Pelado con su pistola”.

Tiempo después reconocía el erpiano arrepentido: “Desde que nos encontramos me había sentido próximo al Pelado, pero no podía seguir creyendo en sus elucubraciones... Había instaurado un verdadero culto a su personalidad, había centralizado el mando, mientras que nosotros abogábamos por una dirección colectiva... la victoria sandinista había reavivado nuestro espíritu... así es que sin el menor esfuerzo de análisis teórico, práctico o histórico, pretendíamos trasplantar a Argentina la experiencia nicaragüense.

“.. a pesar de las diferencias que tenía con el Pelado, me quedaba una dosis de afecto por él, pero descubrí que no era el mismo que había conocido... Cuando regresó a Managua después del atentado a Somoza, el frente sandinista lo condecoró con el grado de comandante . Poco a poco dejó de ser el Pelado y pasó a ser el Comandante Ricardo... Vivía en una lujosa casa de Managua y se desplazaba en Mercedes Benz. Se fue convirtiendo en la única voz de la organización. Se rumoreaba incluso que había llegado a matar a algunos compañeros por diferencias políticas... se sentía dueño de la vida y de la muerte de cualquier hombre en función de su iluminación política”.

Finalmente, Masetti nos transmite sus reflexiones en torno a lo que sintió después del ataque a los Cuarteles de La Tablada en 1989. “Más me impresioné cuando vi la lista de muertos. La mayoría eran amigos míos. Allí estaban el Gordo Sánchez, con el que combatí en Nicaragua. El Galleguito Caldu... El Caña... Cecilia... Y tantos otros muertos estúpidamente en una operación insensata. EL Pelado se había salvado... cargará en la conciencia, si es que aún la tiene, de haber llevado a la muerte tanta vida joven y revolucionaria, sin ningún sentido... tan sólo por alimentar su ego y su afán de poder”.

Lamento haberlos cansado a los lectores con la reproducción de partes de la obra de Jorge Masetti, pero como no es un libro de alcance masivo, me parece que sus reflexiones ayudan a conocer en profundidad a un dirigente que hoy pretende crear un espacio político para defender su ideología.

Mientras muchos de los militares que combatieron a este siniestro personaje ocupan cárceles del pueblo por haber defendido a nuestra patria, el Comandante Ricardo, bajo el silencio cómplice de las autoridades nacionales, se presenta en sociedad... y en este mundo al revés que representa nuestra pobre Argentina, quien pudiera asegurarnos que dentro de poco, no lo encontremos ocupando algún escaño en el Congreso o algún puestito de asesor de este gobierno de montoneros que nos toca padecer.

Publicado en SEPRIN

No hay comentarios: