viernes, 15 de julio de 2005

Cristina, Chiche... Bendini y D'Elía...

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde nuestro último contacto... Pero aquí estoy de nuevo para compartir con ustedes algunas reflexiones, que a mi juicio tocan muy de cerca nuestra esencia republicana.

Cristina y Chiche...

En primer lugar, no puedo evitar referirme a la ruptura palaciega en el seno del Partido Justicialista. ¿Estamos realmente en presencia de una división, de un quiebre auténtico del partido más popular de los últimos tiempos en la República Argentina ?. Y si ello fuera así, ¿Constituye un aspecto positivo o negativo para la salud política de nuestra dolorida Patria?. Estas y otras preguntas, nos obligan a tomar partido, aunque nuestro análisis sea una aproximación limitada, que como toda especulación humana, no alcance a agotar las profundidades de un conflicto que promete dejar huella en la historia de Argentina.

Vayamos por parte. La ruptura manifiesta... ¿Irá en serio o formará parte de una estrategia maquiavélica para anular a la oposición y permitirle al justicialismo quedarse con las tres bancas en el Senado de la Nación ?. Debo reconocer que esta hipótesis ganó intuitivamente mi mente desde los primeros instantes de la contienda. Ni kirchner, ni Duhalde, los reales protagonistas de esta pelea de fondo, han sido campeones del respeto a las instituciones republicanas. Uno y otro, en sus respectivos feudos provinciales y desde lo alto de la investidura presidencial, se han caracterizado por encarnar un personalismo hegemónico donde la acumulación de poder se constituyó en la esencia de sus gestiones.

Entonces... ¿son realmente distintos los modelos políticos que encarnan las dos mujeres elegidas democráticamente por el dedo todopoderoso de sus respectivos maridos?. ¿Se puede decir que mientras Kirchner representa un peronismo de izquierda, al estilo setentista de los montoneros, Duhalde se constituye en el prototipo del auténtico justicialismo de los mejores tiempos de Juan Domingo?. ¿Existen realmente diferencias de fondo entre ambos dirigentes como para aceptar este pensamiento sin algunas reservas insalvables?.

Creo que no... para comprenderlo baste con recordar que Kirchner asumió la presidencia porque Duhalde lo bendijo con su apoyo para contrarrestar el poder de Menem y que a lo largo de estos dos años de gobierno, el hombre fuerte de la provincia de Buenos Aires lo acompañó al improvisado sureño en todas sus aventuras de comité, hasta el punto de haberse declarado partidario de la remoción de Monseñor Baseotto, cuando el afiebrado emperador quiso dar muestras de su poder ante la Iglesia. ¿Qué harán ahora ambos contendientes cuando hasta la propia justicia ha declarado sin rubores que nada legitima la interpretación antojadiza que ambos hicieran de la encendida defensa de la vida de este digno sucesor de los Apóstoles?.

Con tal vez una concepción más moderada en el discurso de la Chiche , ambos políticos encarnan una visión de la política, con ambiciones personales al margen de las necesidades de la gente. Hoy están duramente enfrentados... pero, ¿será lo mismo una vez terminada la contienda electoral? ¿Podrá decirse que los candidatos del duhaldismo serán una auténtica oposición para este régimen basado en el odio y la revancha o por el contrario, terminarán negociando las esferas de poder una vez que la ciudadanía haya cumplido su parte en el libreto expresando su voto en los comicios?.

Desgraciadamente, los antecedentes de ambos contrincantes no me inspiran ninguna confianza, y a mi humilde entender esta transitoria división del peronismo sólo servirá para confundir aún más a la ciudadanía, quitándole votos a la única oposición real y genuina que se le puede presentar a este régimen de oprobio. Argentina sigue sin encontrar una alternativa viable al histórico caudillismo populista... y mientras no lo encuentre seguirá en la dirección del partido único, errando el camino en la construcción de una verdadera república.

El Gran Piquetero se hace fuerte en Campo de Mayo.

Finalmente, no puedo dejar de hacer una breve referencia al Congreso de los Piqueteros organizado por Luis D'Elía en las instalaciones del Ejército en Campo de Mayo. Los cuarteles del glorioso Ejército Argentino al servicio de un delincuente amparado por el gobierno. El especialista en asalto a comisarías, escraches a personalidades de la oposición y boicots a empresas de la “oligarquía”, se ha ganado la confianza y el respeto del Jefe del Estado Mayor del Ejército.

Por supuesto que todo tiene su precio y este ascenso vertiginoso en la cadena laboral, pasando de ordenanza acomodador de cuadros a prestamista corredor de inmuebles, seguramente le costará una pérdida de liderazgo en las filas de la institución que preside... pero claro... ese es un valor que no cuenta monetariamente... y hay que preparar el futuro... quien dice que en esta Argentina dada vueltas... alguna embajada sea el premio a este general de tan triste trayectoria. Venezuela, Cuba o Nicaragua serían buenas opciones ¿no les parece? .

Publicado en SEPRIN

No hay comentarios: