viernes, 22 de julio de 2005

Revista Veintitrés – Oraciones Peligrosas ¿Investigación Periodística o Panfleto Político?

En el año 1959, ni bien la Revolución Cubana de Fidel Castro alcanzaba su triunfo y se iniciaba la más sangrienta dictadura de Latinoamérica, la conducción comunista de la isla puso en funcionamiento un aparato de propaganda para expandir los principios de la revolución. Para tal fin, el entonces periodista y posterior terrorista argentino Jorge Masetti, por pedido expreso del dictador cubano, creaba la Agencia Cablegráfica de Noticias Prensa Latina.

Que quede claro, este organismo formaba parte del servicio de inteligencia de Fidel Castro... su compromiso era con la revolución marxista y no con la verdad histórica que debe defender todo periodista que se precie de tal.

El 21 de julio de 2005, la Revista Veintitrés , de la mano del joven ideólogo Andrés Klipphan, sin nada que envidiarle a Página 12, se constituye en un órgano de avanzada de los mismos intereses mezquinos, sectarios y alejados de la verdad. Al igual que la Agencia de Fidel, la publicación considerada apela a la mentira, el engaño, a las medias verdades y a la descalificación personal, para escribir una presunta investigación relacionada con las “Andanzas de Monseñor Baseotto”.

Empieza la nota con una frase antojadiza y mentirosa referida a las misas oficiadas por el Obispo Castrense: “Se citan en secreto”, afirma. Apoya esta aseveración en presuntas declaraciones mías concedidas de buena fe, en un reportaje del que seguramente se perdió la grabación y los periodistas se habrán visto obligados a inventar lo más conveniente para apoyar sus pobres conclusiones.

Porque las Misas de Monseñor Baseotto nunca fueron secretas ni clandestinas, sino abiertas a todo el público. Cualquier persona puede concurrir a las mismas, basta con acercarse a la Catedral Castrense y preguntar en la Secretaría. Si existen invitaciones por email estas se llevan a cabo entre amigos que por compartir la misma fe, quieren aprovechar todas las ocasiones para escuchar y acompañar al Pastor elegido por el Vicario de Cristo, para guiar al rebaño castrense en su peregrinar por el mundo.

Se trata de Fe, de piedad, de vida interior y no de política. ¿Porqué no nos dejan vivir plena y libremente nuestra Vida Cristiana? ¿Tiene idea el señor Klipphan lo que representa un Obispo de la Iglesia Católica para un creyente? ¿Sabe que para un católico el Obispo tiene la triple y plena potestad de Gobernar, Enseñar y Santificar a sus fieles?. Ya que la revista Veintitrés está tan preocupada por la difusión de las actividades del Obispado Castrense, me comprometo a mantenerlos informados y espero sinceramente que la familia militar pueda encontrar en sus páginas un espacio gratuito para la comunicación masiva de sus acciones.

Continúa este aficionado afirmando que Monseñor Baseotto es el “obispo que propuso ponerle una piedra al cuello al ministro de salud, Ginés González García, y tirarlo al mar, en macabra alusión a los vuelos de la muerte de la dictadura”. Sin lugar a dudas la interpretación de texto no constituye uno de los fuertes de este novel ideólogo, disfrazado de periodista.

Me pregunto si esta pública acusación hacia un genuino representante de la Iglesia Católica no merece la intervención de la justicia por injurias infundadas, ya que ha sido una Jueza de la Nación , la Dra Servini de Cubría, quien rechazó terminantemente la interpretación antojadiza del poder ejecutivo y sus mercaderes, advirtiendo que "la acción desplegada por el Obispo no constituye ninguna de las hipótesis contempladas en los denunciantes, por cuanto ya sea dentro del contexto en que se enviara, como también en su interpretación literal, la misiva suscrita por Monseñor Baseotto no sólo no hace mención alguna a los sucesosseñalados por los denunciante,s sino que tampoco ofende el bien común".
Agrega que la carta del prelado “no hace exaltación, ponderación o elogio de ningún hecho criminal específico sino que el pasaje que se critica resulta una simple remisión literaria formulada por la autoridad eclesiástica, sobre una obra que para su credo es la base misma del culto que profesa y cuya redacción quien la señalara considera inspirada por Dios... si las expresiones de la carta se interpretaran como un delito implicaría vulnerar la libertad y autonomía de la que gozan las agrupaciones religiosas". ¿Es que puede alguien en su sano juicio tener alguna duda de lo que estas afirmaciones representan?.

Más adelante, la publicación continúa con los tradicionales agravios viles e insolentes que caracterizan la falta de argumentos de los apóstoles del pensamiento único, para quienes existe una asociación automática entre las palabras militares, represores, policías, genocidas, tradicionalistas, derechistas, reaccionarios, etc.

Así por ejemplo, el Mayor Juan Carlos Leonetti, quien muriera en un enfrentamiento con los líderes del Ejército Revolucionario del Pueblo, pasa a ser el líder de una patota militar. Los que acudimos a escuchar al Obispo Castrense no somos un grupo humano que piensa diferente, sino partes de una fauna, eufemismo utilizado para no llamarnos abiertamente animales.

Mientras que la justicia todavía no se ha expedido en torno a la culpabilidad o inocencia de algunos miembros de las fuerzas armadas bajo proceso judicial, como por ejemplo el Oficial de la Marina Ricardo Cavallo o el teniente coronel Daniel Amelong, para este científico del periodismo, estos ya son represores y torturadores de la peor calaña. ¿Es que se puede opinar tan alegremente en este país?. ¿Dónde queda el principio jurídico de que todo ciudadano debe ser considerado inocente hasta que se compruebe lo contrario?.
En otro de los párrafos, la nota en entredicho acusa terminantemente al Obispo Castrense de haber roto el pacto consensuado entre los cancilleres del Vaticano y de Argentina, al atribuirle manifestaciones irritantes al gobierno, a través de distintas homilías. Las partes reproducidas de las mismas ponen de manifiesto la ausencia de valores éticos profesionales por parte del periodista, o en su defecto una alarmante pobreza intelectual. Y decimos esto porque todos los sermones reproducidos en la investigación fueron impartidos con anterioridad al presunto pacto entre ambos estados. En otras palabras, se acusa al inculpado de haber roto un presunto acuerdo a través de declaraciones efectuadas con anterioridad a la existencia del mismo.

Para terminar, mi querido Klipphan... podemos pensar distinto en muchos temas. Gracias al cielo y a los militares que derrotaron a la subversión, todavía podemos disfrutar de alguna libertad de expresión en nuestra querida patria... pero por favor, seamos sinceros... la investigación periodística es un trabajo serio que requiere cuando menos de rigor intelectual y objetividad en el razonamiento. “Oraciones Peligrosas” podrá ser una brillante pieza comunicacional para un discurso de barricada de la Senadora Cristina Fernández de Kirchner... pero ambos sabemos que de trabajo de investigación no tiene nada.

Tampoco lo mío, por cierto, pero por lo menos yo no soy periodista ni intento engañar a mis lectores. A propósito del discurso, perdón de la nota... ¿Resulta más redituable escribir panfletos para la campaña política del gobierno? Hasta la próxima.

Publicado en SEPRIN

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