martes, 29 de abril de 2008

La Verdadera Conspiración contra Cristina (Columna de Opinión para el Diario BWN Patagonia)

Los seres humanos y las sociedades reaccionan de maneras muy parecidas. En el estudio de la psiquis del hombre, la ciencia ha encontrado muchos mecanismos de defensa. Cuando nos sentimos agredidos, varios son los procedimientos inconscientes de autodefensa. Uno de ellos es la proyección de la culpa.

Cuando un niño recibe un llamado de atención, resulta normal que reaccione acusando a otros. Muy difícilmente el pequeño acepte de primera mano ser el culpable de los hechos... ¡Fue él! será el grito normal de quien se siente acorralado. Lo mismo puede decirse de las personas mayores. Cuando fracasamos en algo, resulta natural mitigar nuestra culpa acusando a los demás.

En ciertas oportunidades esta proyección de la culpa se constituye en un sistema de pensamiento. El mal deja de ser algo personal para ser el resultado de la acción disolvente de la sociedad. Ya lo decía Juan Jacobo Rouseau “el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe”.

En todos los casos, se falsea la realidad para disminuir la propia responsabilidad en los hechos. La ciencia también enseña que cuanto más débil es una personalidad, mayor es la tendencia a proyectar la culpa en los demás.

Y esta pequeña introducción sirve para comprender acabadamente las actitudes del matrimonio presidencial en la primera gran crisis que le ha tocado enfrentar. Porque la debilidad de Néstor y Cristina se hace evidente cuando observamos su desesperación por encontrar culpables fuera de su gobierno.

El campo, los golpistas, la oligarquía vacuna, Clarín, La Nación, los terratenientes, los grandes capitalistas... Ahí está el problema... como eternos adolescentes, necesitan descargar la propia culpa en los demás... y como tantas veces en la historia surge la teoría del complot, donde ellos, los buenos, los salvadores de la patria, se ven atacados despiadadamente por un monstruo que solo busca satisfacer sus propios intereses.

Nada más lejos de la realidad. No existe ninguna conspiración organizada contra Cristina. Lo que hay es un pueblo cansado de la prepotencia de un estilo de gobierno, que se resiste espontáneamente a ser tratado como vasallo de una dinastía corrupta. El pueblo argentino quiere vivir en democracia y no está dispuesto a entregar su libertad en manos de la nueva oligarquía que nos vacuna, al decir del artículo de tapa del número 9 de la “Revista B1 – Vitamina para la Memoria de la Guerra en los 70”.

Estamos pasando un momento muy difícil. El gobierno está realmente desesperado. Siente que ha comenzado su fin. La imagen positiva de la presidente se deshace a pasos agigantados con tan solo 100 días de ejercicio... y no saben como revertir esta situación.

Y eso es lo peligroso... un animal acorralado es peligroso... y este gobierno se siente acorralado... pero no por factores externos, la verdad es que está acorralado por su propia incompetencia.

El problema de este gobierno no es la oposición, ya que la oposición política está muy dividida. La debilidad de Cristina Kirchner es inmanente a la gente que conforma su gobierno. Daría la impresión que los que están conspirando son los mismos socios de la Casa Rosada. Ahí está el verdadero problema.

Uno de los conspiradores contra el gobierno de Cristina es el propio Jefe de Gabinete, que asesoró a la presidenta para dar un discurso confrontativo con el sector del campo.

Otro conspirador fue el ahora defenestrado ex ministro de economía, que demostrando un desconocimiento terrible de la realidad del campo, definió una serie de medidas totalmente injustas, con fines recaudatorios.

Otro conspirador se puede encontrar en el carácter de la presidenta... acostumbrada desde siempre a la confrontación, al choque... no sabe dialogar... Le viene desde la época de la Juventud Peronista, como órgano de fachada de la organización terrorista montoneros... no saben persuadir... entienden la política como imposición... son dictadores de alma... nunca entendieron la idea de democracia y de república.

Otro conspirador es Luis D’Elía, que pretendió mostrar su virilidad agrediendo a familias que reclamaban pacíficamente... y después se sentaba tranquilo detrás de la presidente... mientras aquella llamaba hipócritamente al diálogo.

Otro conspirador es Guillermo Moreno, el secretario de comercio... acostumbrado a amenazar, imponer, golpear... y eso no le gusta al pueblo argentino... un pueblo culto, que ama la libertad... Los verdaderos conspiradores están muy cercanos a la presidenta... porque ponen en evidencia su vocación a la confrontación, en un país que necesita con urgencia la pacificación de los espíritus.

El peor conspirador es el propio ex presidente... que sale a acusar a la prensa. Dan lástima... se creían todo poderosos, y ahora están tomando conciencia de su debilidad. Descubren con terror que son vulnerables... y que ya no pueden continuar tranquilamente con su proyecto...

Por eso la situación es grave... porque esta gente, lo que no consigue por medios pacíficos lo trata de lograr por medio de la fuerza... Esa fue la historia de los montoneros... Cuando llegaron al poder con Cámpora en mayo de 1973, trataron de imponer su proyecto por medios relativamente pacíficos... pero cuando se dieron cuenta de que por ese camino no llegarían a nada... se quitaron la careta y retomaron el camino de las armas, tratando de imponer a sangre y fuego su modelo de país...

Y ese es el peligro en este momento... el gobierno ya tiene sus fuerzas de choque... Hay indicios de que muchos están armados... si no pueden conseguir sus objetivos a través de las amenazas y las presiones, habrá que ver si son capaces de llegar a los hechos...

Parece ser que los argentinos estamos condenados a repetir la historia... esperemos que el pueblo argentino no caiga en la trampa de este régimen... y mantenga su vocación por la paz...

María Cecilia Pando

sábado, 5 de abril de 2008

La Culpa no es del Chancho

Altamente preocupantes resultan las declaraciones de Luis D´Elía cuando manifiesta: “Lo único que me mueve es el odio contra la puta oligarquía. No tengo problemas en matarlos a todos”. Palabras que me recuerdan la introducción del Manual de las Milicias Montoneras, cuando expresa: “La Raza de los oligarcas desaparecerá en este siglo. Hacer desaparecer a estos es la tarea de las milicias”. O aquella frase firmada por el otro Luis, apellidado Duhalde, que se desempeña actualmente como Secretario de Derechos Humanos de la Nación: “…otro proyecto, el de la patria socialista, se va construyendo lentamente, para eliminar de estas tierras a la raza de los oligarcas explotadores”.

El mismo lenguaje, el mismo odio, los mismos personajes… Ya sabemos adonde nos llevó la demencia terrorista de los socios de Firmenich, quiera Dios que no volvamos a cometer la misma locura. Pero la culpa no es sólo del chancho, sino de quien le da comer… Y a los viejos y a los nuevos partidarios de la violencia, el alimento les es servido en bandeja desde la Casa Rosada.